Perfil de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga de fórmulas infantiles comerciales, destinadas a niños de 0 a 1 año. /

Introducción: Una adecuada alimentación durante los dos primeros años de vida resulta fundamental para el óptimo crecimiento y desarrollo del niño. Dado el rápido crecimiento de éstos, que condiciona elevados requerimientos nutricionales, sumado a una capacidad de ingesta limitada en volumen, esta e...

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Bibliographic Details
Main Authors: Acosta, Ana Cecilia, Amuchástegui, María José, Domínguez, Luz Estefanía
Other Authors: Laquis, Mariana (Directora), Stutz, Graciela (Co-directora), Grande, María del Carmen (Presidente Tribunal Evaluador), Avila, Natalia (Miembro Tribunal Evaluador)
Format: Thesis Book
Language:Spanish
Published: Córdoba: s.n., 2015
Description
Summary:Introducción: Una adecuada alimentación durante los dos primeros años de vida resulta fundamental para el óptimo crecimiento y desarrollo del niño. Dado el rápido crecimiento de éstos, que condiciona elevados requerimientos nutricionales, sumado a una capacidad de ingesta limitada en volumen, esta etapa presenta en sí misma una alta vulnerabilidad nutricional (1). El aporte de grasas en la alimentación del lactante tiene una importancia no sólo cuantitativa, para asegurar una ingesta energética adecuada, sino también cualitativa, ya que el perfil de ácidos grasos de la dieta se refleja en los tejidos del niño en crecimiento. Durante el primer año de vida, es fundamental el aporte de ácidos grasos esenciales, como así también de otros ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, por su importante papel en el crecimiento infantil, desarrollo neurológico y de funciones visuales. Según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) 2005, si bien el 95% de los niños fue amamantado al nacimiento, se puede observar como la prevalencia desciende sostenida y progresivamente desde los 6 meses de vida a medida que aumenta la edad de los niños. Entre los 6 y 8 meses el 70% de los niños recibía leche materna, valor que desciende a aproximadamente un 50% entre los 12 y los 14 meses, y llega a un 24% en el grupo de niños de 21 a 23 meses. Se observa que aproximadamente 1 de cada 2 niños continuaba siendo amamantado al año de vida, en tanto que 1 de cada 4 niños, de 2 años, era alimentado con leche materna. Aquel lactante que no recibe leche materna debe consumir leches apropiadamente modificadas para su edad (1). Hoy existe una marcada competencia entre fórmulas artificiales acompañadas de una desmesurada publicidad coadyuvada por los avances en la tecnología, y cada uno con mejor oferta y más enriquecidas, quienes preconizan su mejoría con el aporte de nutrientes, probióticos, ácidos grasos esenciales, ácidos nucleicos y otros nutrientes, que precisan ser evaluados (2). La leche de vaca no contiene la cantidad adecuada de ácidos grasos esenciales y ácidos grasos poliinsaturados necesarios para el crecimiento y desarrollo de estos niños. Por este motivo, las fórmulas infantiles, son adicionadas con dichos ácidos para asemejarla al perfil lipídico y nutricional de la leche materna. Por la creciente cifra de niños alimentados con sucedáneos de leche materna, surge la necesidad de analizar las distintas fórmulas que el mercado ofrece, el contenido de ácidos grasos esenciales presentes en las mismas y si éstas cubren las recomendaciones lipídicas de niños de 0 a 1 año.
Physical Description:40 p.