Participación de Septum Lateral en las secuelas emocionales inducidas por estrés social : rol de corticosterona /

Generalmente se identifica al estrés con situaciones supuestamente extraordinarias, lo que tiende a interpretarse como aquellas situaciones que se encuentran alejadas de lo que el individuo experimentaría en situaciones consideradas como normales. Sin embargo, y ateniéndose a conceptos de numerosos...

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Bibliographic Details
Main Author: Calfa, Gaston Diego Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Ciencias Químicas. Departamento de Farmacología. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Instituto de Farmacología Experimental de Córdoba
Other Authors: Lapid de Volosin, Marta Edith (Thesis advisor), Molina, Victor Alejandro Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Ciencias Químicas. Departamento de Farmacología (Thesis advisor), Rabinovich, Gabriel Adrian Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Instituto de Medicina Experimental (cths), Ramirez, Oscar Angel Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Ciencias Químicas. Departamento de Farmacología (cths), Correa, Silvia Graciela Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Ciencias Químicas. Departamento de Bioquímica Clínica. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (cths)
Format: Thesis Book
Language:Spanish
Published: Córdoba : [s.n.], 2006
Subjects:
Description
Summary:Generalmente se identifica al estrés con situaciones supuestamente extraordinarias, lo que tiende a interpretarse como aquellas situaciones que se encuentran alejadas de lo que el individuo experimentaría en situaciones consideradas como normales. Sin embargo, y ateniéndose a conceptos de numerosos autores el estrés es algo inherente a la vida del sujeto. Por lo tanto, los individuos somos, en gran medida, el resultado de nuestras experiencias de estrés (DeKloet y col. 1998; LeDoux 2003; Wiendemeyer 2004; Rodríguez Manzanares y col. 2005). Según algunos autores, la utilización de este término data del siglo XIV, en donde se asignaba con este vocablo a distintos problemas o adversidades, aunque su utilización no era sistemática. En el siglo XVII, surgió una formulación del concepto, cuando un fisico, Robert Hooke, se preocupó por conocer las relaciones entre determinadas estructuras materiales, como un puente, y el peso que debería soportar o el desgaste al que sería sometido por ciertos agentes externos. Como resultado, Hooke definió al estrés como "la relación entre la carga o fuerza externa ejercida sobre un objeto, y la deformación experimentada por éste, cuyo resultado dependerá tanto de las propiedades estructurales inherentes al objeto, como de las características de la fuerza externa". Como puede observarse, desde la fisica se hizo hincapié en los elementos o agentes externos "estresores" y por otra parte, la "respuesta" emitida por el objeto o sujeto. El término estrés, como lo conocemos en la actualidad, fue desarrollado desde el área de la fisiología por Hans Selye en 1936, aunque a fines del siglo XVI otro fisiólogo, Claude Bernard habría concluido que "...a pesar que el ambiente externo cambie, el medio interno de los organismos debe permanecer constante". El término homeostasis, propuesto por Walter Cannon (1929), se refiere a los procesos fisiológicos coordinados que operan para mantener constantes la mayoría de los estados del organismo. En otras palabras, existe un equilibrio para los distintos componentes fisiológicos del individuo, y ante las desviaciones del mismo, el organismo pone en marcha una serie de mecanismos homeostáticos compensatorios para restaurar dicho equilibrio. De aquí, entonces, se definió al estrés como una amenaza a la homeostasis del organismo, el cual con el fin de la supervivencia, responde con un gran número de respuestas adaptativas (Selye 1936). Aquellos trabajos pioneros de Cannon (1929) implicaban al Sistema nervioso simpático y a las hormonas de la médula adrenal, en la respuesta al estrés, mientras que Selye (1956) fue el primero en considerar al eje Hipotálamo-Hipófiso-Adrenal (HHA) como principal organizador de la respuesta de estrés. Si bien Selye destacó dentro de la problemática del estrés, a las características de la respuesta fisiológica emitida por el organismo, que constituiría un patrón común de activación ante la exposición a cualquier tipo de estresor, tanto de naturaleza física como emocional, otros trabajos han indicado que la respuesta de estrés no siempre presenta un único tipo de activación fisiológica (Mason 1971). Un concepto que se encuentra íntimamente asociado al de estrés y homeostasis es el de "alostasis" (McEwen y Stellar 1993) el cual hace referencia a los procesos de adaptación puestos en marcha por el organismo ante situaciones de estrés, con la finalidad de retomar a la condición de equilibrio. Pero el organismo debe forzarse para adaptarse a la situación aversiva, fisica o psicológica, y por lo tanto debe "pagar" un costo para realizarlo. Así, se definió a esta situación como "carga alostática" (McEwen 1998, 2000), la cual tendrá mayor relevancia en aquellos casos en donde el sujeto no consigue restablecer la homeostasis en forma rápida y eficiente. Lazarus (1977, 1993) incluyó dentro del bagaje de situaciones de estrés, el concepto de afrontamiento, el cual hace referencia al tipo de estrategia que el sujeto adopta cuando se presenta una situación estresante para afrontarlo, a partir de la evaluación cognitiva realizada sobre la situación. Por lo tanto, los procesos de estrés incluirían: el estresor que puede estar constituido por causas externas o internas, la evaluación cognitiva del proceso, que valora hasta qué punto una situación puede ser considerada como benigna, nociva o suponer una amenaza, las estrategias de afrontamiento para hacer frente a las situaciones estresantes, la reacción de estrés compuestas por un complejo patrón de acciones fisiológicas y conductuales, y la carga alostática refiriéndonos entonces a ese costo que el organismo debe "pagar" para volver a los niveles homeostáticos (Lazarus 1977; McEwen 1998, 2000). Así, si el sujeto no lograse culminar con la respuesta de estrés, dado por ejemplo ante situaciones de estrés crónico (cuando los estresores se mantienen de forma prolongada) o ante estados de ansiedad anticipatorio (en donde el individuo anticipa cognitivamente la posible ocurrencia de sucesos negativos), la activación del eje HITA, no mediará las respuestas adaptativas, sino inducirá cambios patológicos. A menudo se piensa que el estrés es un importante agente detonante en varias enfermedades psiquiátricas, dentro de las que se incluyen a la Depresión Mayor, la Esquizofrenia y a los desórdenes de ansiedad. Los estresores psicológicos son elementos claves en enfermedades psiquiátricas, aunque también algunos estresores fisicos, como las infecciones virales o los desordenes autoinmunes, se han vuelto frecuentemente reconocibles como potenciales inductores de tales enfermedades (Akil y Morano 1995). i) Clasificación de estrés: criterios Algunos autores han tratado de clasificar a las distintas situaciones estresantes desde distintos puntos de vista. Selye (1936) tomó al estrés como una activación inespecífica, y propuso dos tipos: el "distrés", refiriéndose al estrés negativo, y "eutrés", o estrés positivo. Mason (1971, 1975) ateniéndose al origen del estresor, propuso dos clasificaciones: una en donde se diferenciaban las respuesta fisiológicas inducidas por estresores de naturaleza fisica de tipo aversiva (temperatura extrema, hambre, etc.), y otra referida a las respuestas fisiológicas inducidas por estresores de naturaleza psicológica tales como la inmovilización, una descarga eléctrica en las patas o en la cola en roedores, entre otros. Tobeña (1997) realizó tal vez una mejor clasificación, la cual se basa exclusivamente en una multitud de dimensiones del estrés: • Tipo de estresor: los de naturaleza fisica (choques eléctricos, ruido, altitud, temperaturas extremas, etc), los estresores biológicos (privación de alimentos, privación del sueño, cambio brusco de horario, etc) y los estresores psicológicos, los cuales estarían determinados en gran medida por el significado personal. • La intensidad del estresor, en donde se podría inferir hasta que punto una situación es más o menos estresante. • Duración del estresor, refiriéndose al tiempo sobre el cual se extiende la experiencia aversiva. • La frecuencia del estresor, en donde podremos observar estresores agudos, o sea experiencias únicas de vida, o estresores sub-crónicos o crónicos, en donde el sujeto recibe el estímulo amenazador en forma constante o intermitente pero repetida en distintos tiempos.
Item Description:Trabajo realizado en: Departamento de Farmacología. Facultad de Ciencias Químicas. Universidad Nacional de Córdoba
Physical Description:xiv, 127 p. : il. col. ; 30 cm. + 1 Archivo PDF : [recurso electrónico], 20.23 MB.