Sacrificar al extranjero

En los últimos años diversos autores han establecido y analizado las diferentes formas de nueva violencia, o bien diagnosticado las características ocultas de la globalización. La violencia ha alcanzando tal protagonismo mediático que ya forma parte de las imágenes cotidianas que visualizamos día a...

Full description

Bibliographic Details
Main Author: Zylberman, Lior
Format: Online
Language:spa
Published: Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad 2013
Subjects:
Online Access:https://revistas.unc.edu.ar/index.php/eticaycine/article/view/6243
Description
Summary:En los últimos años diversos autores han establecido y analizado las diferentes formas de nueva violencia, o bien diagnosticado las características ocultas de la globalización. La violencia ha alcanzando tal protagonismo mediático que ya forma parte de las imágenes cotidianas que visualizamos día a día de manera privada como también pública. Algunos pensadores se han referido a la violencia religiosa, estableciendo en la actualidad un tipo de retorno de ésta. Por nuestra parte, creemos que se comete un pequeño error: no hay retorno, ya que lo que nunca se ausentó no puede retornar. La violencia originaria ha sido un tema de vital interés para René Girard. Según él, la violencia es constitutiva de la sociedad y no hay una posible salida a esto. Sólo la religión, por medio de la racionalización del sacrificio, provee esta solución, siendo ésta tan violenta como la violencia que planea erradicar. Con el tiempo, la ley, el derecho y la administración de justicia han ido gestionando y frenando dicha violencia social, permitiendo vivir en cierta armonía. Para profundizar lo dicho, ver de qué manera esta violencia “retorna” en la cultura y forma parte del imaginario de nuestra sociedad moderna, de la civilización, nos proponemos analizar cuatro películas “violentas”. A partir de Furia (Fury, 1936, Fritz Lang), Conciencias Muertas (The Ox-Bow Incident, 1943, William Wellman), Matar a un Ruiseñor (To Kill a Mockingbird, 1962, Robert Mulligan), y Stromboli (1950, Roberto Rossellini), veremos cómo por medio del sacrificio la comunidad se protege de su propia violencia.