Summary: | INTRODUCCIÓN: La Actinomicosis constituye aún hoy un reto diagnóstico-terapéutico, tanto para el médico clínico como para el cirujano; mostrándonos renovados aspectos de una entidad clásica. El aislamiento de nuevas especies patógenas para el hombre y la permanente comunicación de casos en variadas localizaciones así lo demuestran. OBJETIVOS: Destacar la vigencia de este agente etiológico y demostrar que el espectro de presentaciones de la enfermedad se ha ampliado, documentándose ya sea como localizaciones primarias o secundarias en sitios poco habituales; apareciendo no solo en huéspedes inmuno-competentes sino también en huéspedes especiales, comprometidos o inmunocomprometidos, con diversas manifestaciones clínicas. Definir el rol de Actinomyces spp. como patógeno oportunista. Realizar un aporte al manejo clínico-terapéutico. MATERIALES Y MÉTODOS: Se realizó un estudio prospectivo de 37 casos de Actinomicosis en localizaciones profundas durante un período de 25 años (1985-2010). Se incluyeron huéspedes especiales y/o presentaciones infrecuentes. El diagnóstico se documentó por el aislamiento microbiológico en examen directo y cultivo y/o estudio histopatológico. Se realizaron coloraciones de Gram, Ziehl Neelsen, Kinyoun, Hematoxilina-Eosina, Giemsa, Metenamina-Plata de Gomori, PAS y cultivos en medios anaeróbicos y aeróbicos. Se efectuó el procesamiento estadístico de la muestra mediante una ficha de recolección de datos, utilizándose medidas de posición, dispersión y análisis de las variables, mediante los test de Fisher y de Chi-cuadrado. RESULTADOS: La edad media fue de 45,5 años, con un rango de 66 años; 59,5% fueron varones y 40,5% mujeres. Se observó un aumento de la frecuencia de casos en progresión geométrica por décadas, con predominio entre 2000-09 del sexo femenino, con una relación varón–mujer de 1/1,2; así como la incidencia en población > 60 años. Los pacientes presentaron factores de riesgo en 78,4% de los casos, patologías subyacentes condicionantes en 89,2% y comorbilidades en 81,1%; siendo 56,8% huéspedes comprometidos y 43,2% inmunocomprometidos. Las presentaciones clínicas incluyeron: sistémica diseminada con bacteriemia (8,1%) y localizada (91,9%): pelviana (23,5%), digestiva con úlceras mucosas (17,6%), tejidos blandos (14,7%), torácico-pulmonar (11,8%), abdominal (11,8%), ósea (11,8%), cervicofacial con adenitis (5,9%) y peri-ocular (2,9%). Como localizaciones secundarias se observaron el compromiso urinario (13,5%) y neurológico (5,4%). La diseminación secundaria se presentó en 86,5% de los casos; siendo hematógena en 12,5%, linfática en 6,2% y por contigüidad en 87,5%. La puerta de entrada fue aparente en 51,4% de los pacientes e inaparente en 48,6%. El diagnóstico no se realizó a la admisión en ningún caso, como principal ni diferencial. Se confirmó por el aislamiento bacteriológico en 35,1% de los casos; en hemocultivos seriados en 7,3% y urocultivo en 2,1%; por punción biopsia con aguja fina, o muestra quirúrgica de tejidos en 25,7%. Se efectuó por estudio histopatológico en 75,7% y en forma conjunta en 10,8% de los casos.
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