El Catálogo Colectivo reúne los registros del material que posee cada una de las
bibliotecas de la Universidad Nacional de Córdoba, pudiendo encontrarse colecciones
especializadas y actualizadas en todas las áreas del conocimiento; lo que permite una
amplia visibilidad y garantiza el acceso al patrimonio documental de la Universidad.
Se encuentra disponible para toda la comunidad académica: estudiantes, docentes,
egresados e investigadores.
Si formas parte de la comunidad de la UNC también podés solicitar préstamos de material,
a cualquier biblioteca universitaria, utilizando el servicio de préstamo interbibliotecario,
independientemente de la facultad a la que pertenezcas, la carrera que curses o la cátedra
que dictes.
Javier Núñez Cáceres osciló entre el aula de enseñanza y el ejercicio académico más árido y de difícil ejecución (para quien como yo discípulo suyo y hoy profesor universitario): la investigación académica. A Javier no sólo le resultó grata esta labor, sino que le atraían los temas más arduos e inso...
Javier Núñez Cáceres osciló entre el aula de enseñanza y el ejercicio académico más árido y de difícil ejecución (para quien como yo discípulo suyo y hoy profesor universitario): la investigación académica. A Javier no sólo le resultó grata esta labor, sino que le atraían los temas más arduos e insospechados. Basta aproximarse a escritores como Luis de Góngora, cuyo nombre ya se impone de por sí a quien lo enseñe, qué podrá esperarse de quien se adentra en el Polifemo o Las Soledades para hacerlo objeto de su estudio. Entre el anacronismo que impulsó siempre su obrar, el estudio sobre el soneto dedicado a Cristóbal de Mora o aquéllos sobre Juan de Espinosa Medrano, Fray Luis de León, entre otros, se asentó en su alma inquieta y desvivida por los clásicos, ya olvidados o incomprensibles para otros. Muchas horas de alumno asombrado me llevaron a leer sus borradores o a escuchar de su voz lánguida la lectura de sus sublimes hallazgos investigativos o conclusiones vívidas de aquel maestro quien se desperdiciaba muchas veces frente a un aula impávida e imperturbable. Hoy, gracias al esfuerzo de su editor, quedan ante nosotros y la posteridad, estas joyas aquilatadas en tal estima de quienes reviviremos su acrisolado devenir o quien sienta la pasión genuina de aproximarse ante la realidad, ausencia de la luz de este hijo de Arequipa, Perú. –José González Robles (contratapa)