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especializadas y actualizadas en todas las áreas del conocimiento; lo que permite una
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Publicada por primera vez en 1960, Hijo de hombre obtuvo un éxito inmediato de público y de critica. La novela que ahora ofrecemos es una completa reelaboración de ese magistral libro, cumbre de la literatura latinoamericana. Según palabras del propio autor, se trata de "...una obra enteramente...
Publicada por primera vez en 1960, Hijo de hombre obtuvo un éxito inmediato de público y de critica. La novela que ahora ofrecemos es una completa reelaboración de ese magistral libro, cumbre de la literatura latinoamericana. Según palabras del propio autor, se trata de "...una obra enteramente nueva, sin dejar de ser la misma con respecto a la original, en cuanto mantiene esencialmente su fidelidad al contexto imaginario, de cuya realidad no es mas que una de las posibles fábulas que la palabra portadora de mitos puede inventar". De modo que esta reelaboración constituye el primer tomo de la llamada "Trilogía Paraguaya", continuada por Yo el supremo (ya editado por la editorial Sudamericana) y que concluirá en El fiscal, novela en la que Roa Bastos trabaja actualmente. El tiempo de la escritura y del relato es, en Augusto Roa Bastos, el tiempo de la historia. No la cronología ni el archivo: la historia trágica y grandiosa del pueblo paraguayo, que oscila sin tregua entre la rebelión y la opresión, entre el oprobio de sus torturadores y la profecía de sus mártires. La historia: un presente incesante, suspendido entre la evocación vivida en cada experiencia inmediata y la proyección hacia la continuidad de la lucha. La muerte, el sacrificio individual, son fugaces en los relatos de Roa Bastos: la desaparición es apenas un instante en la profecía de la inmortalidad que resurge una y otra vez. Roa Bastos, el gran escritor, el inconfundible, sabe olvidarse de sí para que en su escritura vibre la voz de su pueblo, el clamor unánime. Dos citas preceden los diez capítulos que componen Hijo de hombre. Una de ellas evoca las palabras del profeta Ezequiel; la otra llega desde Himno de los muertos de los guaraníes. El mito guaraní y el mensaje bíblico, el fluir de la historia y el retorno al origen: las muertes, la explotación, la confabulación atroz de la Triple Alianza, la guerra del Chaco no sofocan la voz de la esperanza y la voluntad de renacer. La escritura de Augusto Roa Bastos, singularidad prodigiosa, se vuelve traslúcida para que a través de ella hable la historia y el mito.
